Hernán Maximiliano Venegas Delgado

LA “OTRA HISTORIA” Y SUS ENSEÑANZAS: REBELIONES DE INDIOS NÓMADAS EN EL NORESTE NOVOHISPANO Y EN CUBA (PERÍODO TARDO-COLONIAL)

  

La “Otra Historia” y sus enseñanzas

 

Enseñar, contar, narrar, la Historia de América y en particular de Latinoamérica, nos presenta enormes retos en la actualidad, cuando las investigaciones sobre los distintos procesos históricos por los que hemos atravesado no sólo se siguen cuestionando, sino también incrementado a través de diversas investigaciones, sobre aquellos aspectos más polémicos, cuando no ocultos o parcialmente ocultos.  Este es el caso de las rebeliones de los indios nómadas y de sus aliados en el Noreste del virreinato de la Nueva España, de su extrañamiento a otras partes del centro y del sur de esa colonia, así como a otras colonias españolas.

 

En nuestro criterio, la historia y sus enseñanzas aún deben recorrer un largo trecho por continuar develando a profundidad aquellos aspectos más oscuros y ocultados -que no sólo ocultos- de los procesos históricos en que se han formado nuestros pueblos y naciones, incluso hasta nuestros días.

 

En tal sentido la temática de la esclavización de los indígenas, si bien ha recibido una atención regular, no lo ha sido así siempre en casos como los de los pueblos nomádicos y otros en su lucha tanto contra el colonialismo ibérico y criollo, como durante los procesos de formación de los estados nacionales, en los cuales los casos de México y del Imperio de Brasil, tienen preminencia probablemente, amén de otras partes del Continente, como los indígenas mapuches de las actuales Chile y Argentina.

 

El ocultamiento de una parte de esa información que ahora trabajamos y sobre la cual estamos escribiendo un trabajo para su publicación los autores de esta ponencia, fue una labor planificada, pensada y puesta en práctica por las coronas ibéricas y por esos estados nacionales surgidos a continuación.  Así, para el caso que nos ocupa, investigar en esta área resulta difícil, complicado, pero también muy promisorio, dadas las contradicciones que surgían en cuanto a las poblaciones nómadas del norte novohispano, en relación con las leyes, reglamentos y regulaciones españolas de esos tres largos siglos de dominación colonial promulgados sobre la esclavitud de los “naturales” de América, como así también sobre los llamados negros da terra o esclavos indios concretamente en cuanto a Brasil, pongamos como ejemplos representativos.  Pasemos entonces a analizar el caso seleccionado.

 

La esclavización de los indios nómadas en ambas orillas del Golfo de México.

 

El envío de indios nómadas del entonces noreste del virreinato de la Nueva España hacia Cuba y otros destinos en el mismo México y en el resto de las posesiones españolas en el Mar Caribe, ha sido estudiado durante los últimos años, entre otros, por autores de libros y trabajos diversos como Carlos Manuel Valdés Dávila -en conjunción con quien escribe esta ponencia- y Joseph Conrad, quienes han actualizado diversas informaciones expuestas durante varios lustros por muchas autoras y autores, en particular mexicanos, españoles y estadounidenses, entre otros.

 

Las rebeliones de estos indomables indígenas ancestrales en tierras americanas, entre los que en la porción estudiada se distinguieron en particular los denominados como apaches y los comanches, fueron continuas y se prolongaron hasta muy avanzado el siglo XIX republicano en México, lo que denota, en conjunción con otros pueblos aborígenes del continente, una lucha continua y constante por preserva su independencia frente al dominio colonial, no sólo de España, sino también de otras potencias europeas en la América del Norte.

 

Para el noreste novohispano hemos seleccionado para tipificar nuestro trabajo al triángulo defensivo hispano-criollo situado entre Saltillo, Mazapil y Parras, en la actualidad ciudades y dependencias administrativas ubicadas entre los estados de Coahuila y Zacatecas, como se observa a continuación.  Estas villas eran atacadas mayormente desde el norte, a través del llamado Bolsón de Mapimí y otros sitios aledaños


Mapa actual con la ubicación de las villas de Saltillo-Parras-Mazapil y del Bolsón de Mapimí, vía esencial de penetración de los nómadas al espacio colonial

Fuente: https://lector.alibrate.com/book/preview/121968/chap5 (bajada el 11 de abril del 2021), en el que hemos resaltado las tres villas estudiadas y el Bolsón de Mapimí.

 

Este triángulo defensivo estaba jalonado por grandes haciendas, cuyos núcleos centrales se encontraban fortificados, como especie de pequeñas fortalezas medievales europeas, con altas paredes lisas, con parapetos en los techos de las casas y otras construcciones, desde donde sus moradores podían defenderse de los ataques tanto de los nómadas como de bandoleros diversos (a lo que nos referiremos más adelante), con torres defensivas en las esquinas de dichas áreas e, incluso, con puertas de entrada limitadas, construidos por lo general de madera dura y hierro, como se puede observar a continuación en general. Veamos un ejemplo de este sistema defensivo, en este caso de la hacienda “Gruñidora”, de Mazapil.


Mapa satelital del INEGI (2016) en el que se destacan algunos elementos defensivos de la hacienda “Gruñidora”, Mazapil, Zacatecas, efectuado por Martín Rodríguez de León, con la colaboración de Francisco Antonio Suárez Izquierdo y José Manuel Aguilar Quezada, integrantes del equipo de investigación dirigido por Hernán M. Venegas Delgado

 

A la vez, para el caso cubano, hemos escogido el extremo occidente de la Isla, conocido como la Nueva Filipina, actual provincia de Pinar del Río, aunque las rebeldías nómadas se extendieron, pero en menor proporción, prácticamente a través del resto del territorio cubano (véase el mapa general a continuación).


Mapa con la ubicación de los principales centros de rebeldías de los indígenas nómadas y sus aliados los esclavos africanos y mestizos, a través de Cuba (efectuado por el estudiante ayudante de investigación Juan José Casas, del equipo de investigación de Hernán M. Venegas Delgado y Carlos M. Valdés Dávila) 

 

Si comenzamos a analizar ese primer triángulo defensivo hispano-criollo de Saltillo-Mazapil-Parras, salta a la vista que desde inicios del siglo XVIII se recrudecen los ataques nómadas, con algunos períodos de paz relativa, gracias tanto a las alianzas ocasionales de los colonizadores hispano-criollos con algunas tribus y facciones de éstas, como con los denominados “indios de paz” o pacíficos, entre los cuales los tlaxcaltecas, oriundos del centro del virreinato, fueron traídos desde muy temprano al Septentrión novohispano para contribuir a la colonización del área, a cambio de lo cual recibieron tierras y privilegios relativos.

 

A mediados del siglo XVIII un hecho bélico estremecería ese inestable Septentrión: el del ataque a San Sabá, misión franciscana que fue destruida por alrededor de unos 2 o 3 000 guerreros indígenasconfrontación sobre la que reproducimos una imagen de la época.


Pintura sobre el ataque indígena a la misión de San Sabá (noreste novohispano) https://mexicana.cultura.gob.mx/en/repositorio/detalle?id=_suri:MUNAL:TransObject:5bce8cb27a8a02074f835f08, bajada de internet el día 11 de abril de 2021.

 

Este hecho indicó claramente la inestabilidad de esa frontera norte virreinal ante los ataques indios, a lo que se sumaba también la amenaza continua y constante de Francia e Inglaterra (y un poco más delante de los nacientes Estados Unidos de América), así como de comerciantes y bandidos, cuando no ambas cosas a la vez, provenientes generalmente de la colonia francesa de Luisiana y, por descontado, de los propios residentes de todo tipo de la porción española.

 

Un problema fundamental era que los llamados presidios o especie de pequeñas fortalezas defendidas por destacamentos españoles y que guarnecían esa porción del noreste novohispano, los de Anaelo y del Álamo, a todas luces eran insuficientes para impedir la penetración de los nómadas, particularmente los apaches, por lo que los urgentes y llamados de las autoridades coloniales de esas regiones a que se construyeran más presidios fueron constantes, con escasas respuestas por parte de las autoridades centrales de la Ciudad de México, capital del virreinato.  

 

Esto era muestra de las ineficientes y contraproducentes reformas fiscales del Despotismo Ilustrado, que no fueron suficientes para solventar tales gastos en los vastos dominios españoles en América y, en este caso, en la macro región estudiada.  A ello se sumaba el descenso en el rendimiento de las minas, señaladamente las de plata, en el Septentrión novohispano.

 

Otro problema fue el de las constantes evasivas de los grandes dueños de haciendas de estas regiones, propietarios absentistas radicados en la Ciudad de México, a contribuir eficazmente a la defensa de dichas regiones, focalizándose los mismos es reforzar la protección de sus propios latifundios. Su tozuda negativa llevó incluso a que el rey ordenase en 1790 disminuir las rentas de alcabalas en las regiones estudiadas y, un poco más adelante, en 1793, en el resto de las Provincias Internas (que fue el nombre de la unidad político-administrativa y militar creada en el norte virreinal en 1776 -a la que no pertenecía Mazapil, pero que sí era colindante a éstas y con las cuales estaban directamente relacionada-.

 

Y, por si todo esto no fuera suficiente, tampoco los vecinos de las villas se mostraban siempre dispuestos a defender sus regiones respectivas, a no ser ante el peligro inminente de invasión nómada comprobada, aunque regularmente situando reparos y obstáculos para su participación en los destacamentos armados que eran convocados a formar, cuando no también con los recursos que los vecinos debían aportar.

 

En similar dirección se comportaba también, por ejemplo, el emblemático pueblo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala, contiguo al de la villa hispano-criolla de Saltillo, cuyos habitantes tlaxcaltecas se negaban regularmente a participar en la defensa requerida ante los ataques de los nómadas, con diversos pretextos.

 

Pero no podía ser de otra manera en general, pues los resultados de los ataques nómadas despertaban entre los hispano-criollos y sus aliados pusilanimidad y miedo, cuando no pavor o un terror pánico, ante dichos atacantes.  Por ello eran comunes las críticas por “retirarse con cobardía o escusarse con frivolidades” ante estos ataques, mientras que los colonizadores justificaban sus temores diciendo que un solo indio significaba una efectividad en el combate de media docena o más de militares y milicianos hispanos y criollos.  

 

Por otra parte, también hay que argumentar que los hispano-criollos tomaban a la sazón medidas vesánicas contra estas tribus nómadas, clamando por el exterminio (sic) de los indios, así como por el destierro perpetuo de los mismos de la tierras del Septentrión.  Ello se verificaba con mucha fuerza hacia La Habana, Cuba, tanto para trabajar como esclavos en la construcción y reconstrucción de sus fortalezas -tras la retirada británica de La Habana en 1763 y las continuas asechanzas de Inglaterra y Francia en las décadas que se les continuaron-, mientras las mujeres y las niñas y niños eran enviados a engrosar la terrible institución de la esclavitud doméstica entre los vecinos pudientes, altos funcionarios y militares e incluso instituciones diversas de la Iglesia católica.

 

Precisamente, en cuanto a Cuba, el envío de los nómadas se convirtió en un hecho regular, en particular entre las últimas décadas del siglo XVIII y los inicios del siglo XIX, cuando destacaron también por sus rebeldías y por el liderazgo que varios de estos indígenas tuvieron sobre sus similares, los esclavos negros y mestizos, tanto africanos como sus descendientes nacidos en la Isla. 

 

Estas rebeldías se sucedieron en la parte occidental mayormente de la isla-archipiélago que es Cuba, aprovechando las condiciones de las relativamente altas montañas del occidente de la misma, lo que se conocía como jurisdicción de la Nueva Filipina.  Estas montañas eran las denominadas básicamente como la Sierra del Rosario y la Sierra de los Órganos. En dichas cadenas montañosas se establecieron algunos de los líderes de estas rebeliones, como fue el famoso caso de los llamados “Indio Grande” e “Indio Chico” quienes, desde dichas alturas, bajaban a las partes más llanas a atacar y buscar bastimentos de todo tipo, regresándose a continuación para ponerse a buen resguardo.

 

Para contrarrestar estos ataques y rebeldías en sí, las elites hispano-criollas, fuertemente apoyadas por el gobierno colonial, reforzaron las ya antes conocidas como partidas de “rancheadores”, es decir, de destacamentos armados privados, compuestos de civiles experimentados y conocedores de esas zonas integrantes de las montañas.  Estos serían entonces financiados, ya no sólo por los gobiernos jurisdiccionales respectivos donde operaban para combatir y erradicar a esos indios y esclavos negros y mestizos, sino en particular por otras tres instituciones determinantes dentro del statu quo: la Capitanía General y Gobernación de la colonia, el Real Consulado de Agricultura, Industria y Comercio de La Habana y el Real Ayuntamiento de La Habana.

 

Para que se tenga una idea del estado de malestar y de alarma que causaron los ataques de esos bravos nómadas y esclavos de la Isla, sólo entre fines del siglo XVIII y casi las dos primeras décadas del siglo XIX, es decir, en una veintena de años, se destinó casi la mitad del presupuesto del Real Consulado, para combatir a dichos sublevados, a quienes denominaban como “Yndios”.  Destacamos esta información a falta de cifras más concretas, dado el ocultamiento de la información al respecto.

 

Pero también esas rebeldías se extendieron hasta el centro-este cubano, provocando un temor constante entre sus habitantes, como lo fue el caso emblemático del ataque, supuestamente de sólo “un Yndio” a una de las más importantes poblaciones del centro cubano, la ciudad de Puerto Príncipe, capital de una de las regiones más ricas y emblemáticas de Cuba. Al respecto la historia positivista regional no pudo ocultar o subvalorar totalmente estos hechos, ya que se anotaba que, en las noches y en esa ciudad capital jurisdiccional, se recogían los vecinos para resguardarse y que, al fin, cuando pudieron perseguirlo a éste y “su cuadrilla” para eliminarlos, se echaron al vuelo las campanas de las iglesias locales para festejarlo.

 

Entonces y a manera de conclusión, hechos como estos, son imprescindibles incluirlos en la enseñanza de las historias nacionales, tanto mexicana como cubana -como también del resto de los países latinoamericanos-, para brindar una imagen más completa de nuestras ricas historias nacionales de hoy en día, pero eso sí, ancladas en las también muy ricas y provechosas historias regionales y locales, en las cuales las culturas originarias americanas tienen aún mucho que decir, mismas que llevamos en nuestras venas y en nuestra cultura mestiza.

 

Referência biográfica

 

Dr. Hernán Maximiliano Venegas Delgado (1946) y Dr. Carlos Manuel Valdés Dávila, Profesores-Investigadores de la Escuela de Ciencias Sociales, Universidad Autónoma de Coahuila, México.

 

Referências bibliográficas:

 

Fuentes Archivísticas:

 

Archivo General de la Nación (AGN). Fondos diversos. 

 

Archivo General del Estado (AGE), Saltillo, Coahuila, México. Fondos diversos.

 

Archivo Municipal de Mazapil, Zacatecas, México.

 

Archivo Municipal de Saltillo, Coahuila, México.

 

Bibliografía

 

CONRAD, PAUL. “Captive Fates: Displaced American Indians in the Southwest Borderlands, Mexico, and Cuba, 1500-1800”. Dissertation, 2011. En:  https://repositories.lib.utexas.edu/bitstream/handle/2152/ETD-UT-2011-08-4319/CONRAD-DISSERTATION.pdf?sequence=1&isAllowed=y Bajado el 12 de abril del 2021.

 

GÁLVEZ, BERNARDO. Noticia y reflexiones sobre la guerra que se tiene con los apaches en la provincia de Nueva España, por ms de D. Bernardo de Gálvez. publicado y anotado por Felipe Teixidor, en Anales del Museo Nacional de México, Nº. 3, 1925, págs. 537-555, bajado de: https://scholar.google.com.mx/scholar?hl=es&as_sdt=1%2C5&q=NOTICIA+Y+REFLEXIONES+SOBRE+LA+GUERRA+QUE+SE+TIENE+CON+LOS+APACHES+EN+LA+PROVlNCL%5C+DE+NUEVA+ESPA~A+MS.+lllU%3E.+BERXA.RDO+DE+%28+~AI%2CVEZ+&btnG=

 

VALDÉS DÁVILA, Carlos Manuel. Los bárbaros, el rey, la iglesia. Los nómadas del noreste novohispano frente al Estado español. Saltillo, México, Universidad Autónoma de Coahuila, Quintanilla Ediciones, 2017, 453 p.

 

VENEGAS DELGADO, H. M. Y CARLOS M. VALDÉS D. La ruta del horror. Prisioneros indios del noreste novohispano llevados como esclavos a La Habana, Cuba.  Saltillo, Coahuila, Biblioteca Coahuila de Derechos Humanos, 2014, 229 p.

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